Turquía a por todas

Bandera de Turquía en Estambul. Foto: Jorge Miente (CC BY-NC-ND 2.0)
Si al iniciar el paréntesis vacacional habíamos dejado a Recep Tayyip Erdoğan concentrado en una macrooperación de limpieza de cualquier elemento social, político, económico o militar que pueda hacerle sombra, nos lo encontramos a la vuelta abriendo una nueva etapa en la esfera exterior, con Siria como escenario principal. Ninguna de estas dinámicas garantiza a su impulsor principal el éxito, pero hay que reconocerle su sentido de la oportunidad y su capacidad táctica para aprovechar los vientos favorables.
Así, en los asuntos caseros cuenta con un triple respaldo. Por un lado, en el escenario sociopolítico interno el impacto de la intentona golpista le ha permitido no solo aumentar nuevamente su popularidad sino también agrupar (aunque solo sea momentáneamente) a los principales partidos políticos, convencidos todos ellos de que es preferible un mal gobierno civil a una nueva experiencia militarista. Juega a su favor, asimismo, el generalizado resentimiento con los gülenistas, convertidos ahora en la pieza principal de una cacería que comenzó hace ya al menos dos años. La ocupación de buena parte de las palancas de poder judicial, funcionarial, educativo, periodístico, empresarial y hasta militar por parte de los simpatizantes del movimiento Hizmet, liderado por Fetullah Gülen, presentados ahora como la encarnación de todos los males, ha generado un mayoritario sentimiento de rechazo social que le facilita a Erdogan desprenderse de un antiguo compañero de viaje en su ascenso al poder.
Pero es que, además, esta forzada senda hacia un presidencialismo ejecutivo sin freno viene facilitada por el temor que atenaza a la Unión Europea de ver arrojado a la papelera el acuerdo de marzo pasado, por el que Turquía se comprometía a cerrar la puerta de salida de los más de 2,7 millones de refugiados que hay en su territorio. Erdogan sabe que los Veintiocho no irán más allá de las formales protestas que han hecho en los días posteriores al inicio de la purga, lo que le concede un precioso tiempo para rematar la faena que tiene entre manos.
En el terreno exterior, y tras haber logrado normalizar las relaciones con Israel y Rusia, el lanzamiento de la operación Escudo Éufrates cabe entenderla como el inicio de una nueva etapa. El empleo de unidades acorazadas, apoyadas desde el aire por aviones turcos y estadounidenses, para retomar la localidad fronteriza de Jarabulus de manos de Daesh adquiere un carácter estratégico con varios objetivos en mente. De una sola tacada Turquía pretende, por una parte, blindar una frontera demasiado porosa a las infiltraciones yihadistas de estos últimos años (pensando equivocadamente que podría vivir al margen del fuego que estaba alimentando, hasta que han visto que Daesh ya tiene capacidad y voluntad para golpear también en Ankara y Estambul).
Por otra, tras comprobar que las milicias kurdas sirias activas en el este -especialmente las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo)- estaban dispuestas a avanzar hacia el oeste más allá del río Éufrates, desoyendo sus advertencias y las indicaciones de Washington (su principal valedor), Ankara ha decidido no solo interponerse en su avance sino también atacarlas directamente. Aspira de ese modo a evitar que esas milicias -las más activas y eficaces de las Fuerzas Democráticas Sirias- sumen fuerzas con otras milicias kurdas sirias que se mueven en la zona de Alepo, lo que les llevaría a controlar una zona propia a lo largo de unos 400 km de la frontera común turco-siria (una posibilidad inaceptable para una Turquía que percibe a las YPG como la rama local del PKK turco; ambos calificados como terroristas).
Dado que Washington había optado en primera instancia por estos grupos como instrumentos locales para intentar desmantelar la amenaza de Daesh, a falta de voluntad propia para implicarse en fuerza en un nuevo conflicto en Oriente Medio (aunque tenga efectivos de operaciones especiales embebidos en acciones de combate en diferentes escenarios sirios), lo que Turquía quiere demostrar por añadidura es que puede ser un aliado mucho más potente y eficaz para luchar contra un enemigo que comparten. Es Daesh (y no la caída del régimen sirio) la amenaza que finalmente han llegado a identificar tanto Washington y Ankara como Moscú y Teherán. Llegados a ese punto, el ejército turco (segundo en volumen de los 28 miembros de la OTAN) parece el más capacitado (frente a unas milicias kurdas sirias que en no pocas ocasiones han terminado enfrentándose entre sí) para soportar el peso principal en la fase de combate terrestre que (en paralelo a lo que se está concretando también en Irak) se avecina para desmantelar el pseudocalifato instaurado en junio de 2014.
Si todo esto se confirma en los próximos días, quedará claro que la tímida protesta estadounidense contra los recientes ataques turcos en Siria tan solo es una exigencia más de un guion que, a partir de un básico entendimiento entre Moscú y Washington, solo cabe entender como una nueva pantomima que se tratará de presentar como una solución al conflicto sirio.
En mi opinión Turquía en la figura de Erdogan se ha convertido en un amigo incomodo para Occidente, si bien da la sensación de acercarse a Rusia, Rusia no debería olvidar ; Turquía: 300 años de traición y lucha contra Rusia, — Proverbio turco; Los tratados y juramentos se guardan en el filo de la daga
Parece que los estrategas rusos no revisaron bien los 300 años de la lucha de los turcos contra Moscú y la traición de los tratados que se firmaban periódicamente. Tampoco los servicios de inteligencia rusos prestaron debida atención al dicho popular en las calles de Estambul (el motor de la economía) y Ancara (capital de Turquía) que afirma que “cuando el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan te dice que eres hermano, significa que quiere subirse encima tuyo”.
Y Europa debería mirar más a Rusia la idea de integrar a Rusia en la UE, lo que crearía la mayor potencia mundial en lo económico y en lo político. Una Europa en que los pensadores rusos del siglo XIX ya habían soñado, una Europa desde Lisboa hasta Alaska, con 600 millones de habitantes, 22 millones de kilómetros cuadrados y las mayores reservas de recursos naturales del planeta. ¿En qué narices están pensando los líderes europeos? Rusia es un país europeo, heredero de la cultura grecorromana desde que Bizancio pasara a Rusia y profundamente cristiano. Tanto que sería precisamente Rusia la salvadora de la Compañía de Jesús. En 1773, cuando la masonería de obediencia –siempre británica– consiguió del Papa Clemente XIV la disolución de la Compañía de Jesús, esta encontró refugio y protección en la Rusia de Catalina la Grande, la conquistadora de Crimea a los turcos, hasta su reautorización en la Iglesia católica por Pío VII en 1814.
Me gustaría saber que tan conjuntamente han identificado la amenaza, Washington, Moscú, Teherán y Ankara y porqué no antes, cuando degollaban o quemaban vivos en directo, con amenazas poco sutiles en inglés de barrio norte; aunque más importante es saber si su pervivencia, economía y suministros sigue siendo la porosa, enorme o “férrea” frontera sirio-turca, tan difícil de vigilar que si un Sukhoi ruso penetra unos metros, es derribado sin más. Algo importante no me cuadra.
En cuanto al comentario muy directo del Sr. D.José M. Magallón, pienso y es sólo mi opinión, claro; que sí es verdad lo de los jesuitas en la Rusia zarista; pero, mire no se trata de tener o conseguir una Unión Europea megagrande, de hecho ya lo es, es más grande de lo que puede ‘soportar’ su diseño aún con el afortunado Brexit. Debo ser de los ‘raros’ europeos que se alegran de la marcha de un país, estado, nación o reino unido que, como ya avisó Charles De Gaulle en su día, estaba dentro para impedir por todos los medios y continuamente la realización de la U. E..
Por otro lado, pienso que nadie mínimamente informado, sepa realmente qué pretenden Rusia y los rusos. Bajo esta aparente uniformidad con el ‘eterno’ primer ministro y/o Presidente Putin y su modo militar de actuar, se encuentre, como dijo una vez de ellos Winston Churchill, algo indescifrable, rodeado de acertijos y envuelto en un misterio.
No, pienso que lo que sí y ya debe iniciar nuestra U.E. es su profundización y consolidación no sólo económica, sino también fiscal y política, asumiendo nuestra múltiple diversidad, y es difícil y complicado, ya que tal cosa no se ha hecho nunca en la Historia. Pero en ello debemos aplicarnos con conocimiento, coraje y generosidad, porque un Mundo mejor, es necesario. Y sabemos ya hace tiempo, que la Política es el arte de hacer posible lo necesario.
Puede usted ilustrarnos sobre las veces en que las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo) han terminado enfrentándose entre sí. Gracias