Trump y Putin, de la cumbre de la OTAN a la de Helsinki

Trump y Putin, de la cumbre de la OTAN a la de Helsinki. Vladimir Putin entrega un balón de la Copa Mundial de Fútbol 2018 a Donald Trump. Foto: Kremlin.ru (CC BY 4.0).
“Aunque mantuve una gran reunión con la OTAN (…), tuve un encuentro aún mejor con Vladimir Putin, de Rusia. (…)”, señaló el presidente Donald Trump en Twitter. Cabe preguntarse: ¿mejor, para quién?
While I had a great meeting with NATO, raising vast amounts of money, I had an even better meeting with Vladimir Putin of Russia. Sadly, it is not being reported that way – the Fake News is going Crazy!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 17, 2018
De no ser por el presidente estadounidense, la cumbre de la OTAN celebrada el pasado 11 y 12 de julio, a la que tuve el privilegio de asistir, habría podido generar entre los países miembros la sensación de que todavía existe una visión común de la alianza transatlántica. La Alianza produjo un comunicado que reafirmaba sus valores y objetivos. Subrayó especialmente el compromiso con “nuestros valores comunes, incluida la libertad individual, los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho”; y destacó su progreso significativo en los últimos años, incluidos los pasos para mejorar el gasto de defensa, aumentar la resiliencia en su frontera oriental contra la agresión rusa y abordar las amenazas sobre su periferia sur.
Sin embargo, tanto el comunicado como las numerosas sesiones cuidadosamente organizadas sobre asuntos que afectan al futuro de la Alianza, fueron empantanados por la teatralidad de Trump y su enfoque “show must go on” que consiste en crear continuamente un suspense angustioso entre aliados, enemigos y competidores sobre lo que hace o deja de hacer. Sus tácticas intimidatorias para conseguir que todos los países miembros acepten el gasto militar del 2% del PIB –al que se comprometieron en la cumbre de Gales en 2014– socavan la unidad de la OTAN y tienen otros efectos contraproducentes.
En la reunión con Vladimir Putin en Helsinki no se materializaron –aparentemente– las peores amenazas. Esto es: el reconocimiento de la anexión de Crimea y de Ucrania como zona de influencia de Rusia, un acuerdo sobre Siria aceptando el papel de Rusia como gran potencia regional y global, o algún otro incumplimiento de los compromisos estadounidenses que pudiera perjudicar a la OTAN. Más allá de la indiferencia demostrada por Trump por la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de EEUU en 2016, su desprecio hacia sus propios servicios de inteligencia y su comportamiento servil con Putin, no sabemos qué acuerdos han alcanzado ambos presidentes. El Kremlin habla de “acuerdos alcanzados” sin precisar cuáles son, y la prensa estadounidense los desconoce por completo. La Casa Blanca ha invitado a Putin a visitar Washington en otoño, así que la conversación entre los dos machos alfa sólo acaba de empezar.
En principio no parece haber nada malo que se reúnan con frecuencia porque la diplomacia exige hablar con amigos, adversarios y enemigos. El problema es que hemos perdido la confianza en que el presidente Trump representa nuestros valores y compromisos mutuos en las conversaciones con Putin. Mientras Rusia es una de las mayores amenazas para Europa, Donald Trump se ha convertido en una amenaza para el orden liberal creado y sostenido por su país desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante sus 18 meses en la presidencia, Trump ha ido sustituyendo los intereses atlánticos por intereses estadounidenses, las reglas por el poder y el multilateralismo por bilateralismo. Si prevaleciera el Trumpismo, EEUU y Europa perderían y ganaría Rusia.
Supongamos que Putin es nuestro enemigo y que no contamos con los Estados Unidos. ¿Cuales son los peligros reales?
1) ¿Cual es el poder militar verdadero de Rusia?
Opino que el poder militar ruso es muy inferior al potencial teórico sobre el papel, y que no creo que 10.000 soldados rusos puedan derrotar a una fuerza europea de igual magnitud y similar armamento, o incluso numéricamente inferior.
2) ¿Cual es el poder económico de Rusia, su capacidad industrial y tecnológica? Estamos hablando de un país que fue la segunda potencia mundial pero que ahora tiene un PIB ligeramente superior al de Italia, inferior por lo tanto al de Francia, Gran Bretaña o Alemania. Por lo tanto, aunque tengan buenos soldados, no podrían financiar una campaña importante o larga, ni abastecer a sus tropas, ni darles un armamento comparable a los modelos occidentales mas recientes.
-¿Cual es el verdadero “soft power” de Putin entre las las fuerzas de derechas europeas? Grande sin duda. Yo no dudo que personajes como le Pen, Farague o Wilders estarían dispuestos a traicionar a sus propios países mientras alardean de ultrapatriotismo. Pero dudo que tuvieran arrastre entre las masas, sobre todo si Rusia es el agresor. Quizás Víctor Orban podría chaquetear a favor de Rusia si la UE le sanciona, pero su pueblo es totalmente anti ruso, igual que los polacos.
3) Si los EEUU se muestran favorables a Putin… ¿Cual seria la actitud de una izquierda que siempre ha sido mas antiamericana que pro soviética, y que ve a su antiguo país de referencia rodearse de lo que coloquialmente se conoce como “fachas”? ¿Es factible ver a Pablo Iglesias cerrando filas con Jimenez Losantos para decirnos, por ejemplo, que esta bien una invasión rusa de Ukrania, o Lituania?
4) Puede Putin chantajear a Europa con el petroleo y el gas? En una palabra, NO. Podría causar grandes trastornos y disparar los precios, pero ellos necesitan vender petroleo y si nos cierran el grifo, han de darle salida por otra parte. Europa conseguirá otras fuentes de suministro, se reajustaría el comercio mundial y Rusia no podría usar ese garrote de nuevo. Es un arma temible y dañina, pero no mortal, y es un arma de un solo disparo.
Rusia no es una amenaza real para la UE si cerramos filas y plantamos cara.