¿Se está parando la economía mundial? No es solo por China

Sobre el estancamiento secular. Imagen vía Fabius Maximus Website. Blog Elcano
Sobre el estancamiento secular. Imagen vía Fabius Maximus Website.
Sobre el estancamiento secular. Imagen vía Fabius Maximus Website. Blog Elcano
Sobre el estancamiento secular. Imagen vía Fabius Maximus Website.

Con una visión a largo plazo, mucho se ha hablado del “estancamiento secular” que puso en boga en 2014 Larry Summers. Puede ser que estamos ante un ciclo largo o ante un reajuste o purga mundial, en parte debido al freno y cambio de modelo de la economía china. Incluso a pesar de que su tasa de paro haya caído por debajo del 5% (4,9% en enero), se habla de la posibilidad de una nueva recesión en EEUU. Según Tyler Cowen, un 75% del empleo perdido en la Gran Recesión se ha recuperado, pero el 25% restante aún supone dos millones de personas o un desempleo estructural elevado que ni siquiera se refleja en las estadísticas, al salir mucha gente del mercado de trabajo. La ratio entre empleo y población en esa enorme economía ha disminuido. Y el número de auto-empleados (autónomos o freelancers) suma más de 53 millones. La propia presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha señalado que, si persisten las turbulencias en los mercados financieros globales, el crecimiento de la economía y del empleo en EEUU se podría ver negativamente afectados.

¿Se está frenando la economía mundial? El propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que por tercera vez en 12 meses ha revisado a la baja las perspectivas de crecimiento económico global (3,4% para 2016), alerta en su último informe de una desaceleración generalizada en las economías de mercado emergentes, el reequilibrio de China, los más bajos precios de las materias primas, y la salida gradual de las condiciones monetarias extraordinariamente acomodaticias en EEUU. Para avisar: “Si estos problemas fundamentales no se gestionan correctamente, el crecimiento mundial podría descarrilar”.

El mayor sufrimiento lo están padeciendo las economías emergentes. Exceptuando China, la India y alguna más, su excesiva dependencia en la exportación de materias primas hace que sus economías se hayan frenado, y tengan problemas de liquidez. El Financial Times considera que ya no hay que hablar de los BRICs (Brasil, Rusia, la India y China, y algunos añaden Suráfrica), sino de los TICCs (Taiwan, la India, China y Corea del Sur) que son economías que apuestan por la tecnología.

Según Joseph Stiglitz, el QE (Quantitive Easing, o expansión cuantitativa) practicada por la Reserva Federal en EEUU y el Banco Central Europeo, ha creado riqueza en el sector financiero pero hecho poco por la economía real, europea, estadounidense o global. Ha estimulado escasamente el consumo, la inversión pública y privada y el crecimiento. Y según el BIS (Banco de Pagos Internacionales), los créditos a los mercados emergentes, que fueron la base de su crecimiento en los últimos 15 años, se han parado en seco, en parte debido a la crisis y sobreendeudamiento en las que han entrado estas economías, y también al (leve) aumento de los tipos de interés en EEUU, con una reversión de los flujos de capital. Hay temor a impagos de la deuda pública, entre las primeras, la de Venezuela. A la vez las miradas críticas se vuelven de nuevo a algunos bancos y en especial a una parte de los alemanes.

Christine Lagarde, directora gerente del FMI, hizo a principios de este mes un llamamiento para que los bancos céntrales se coordinaran para reforzarse frente a la crisis de los emergentes. Avisó de que hay agujeros en el sistema que distorsionan la economía global.

China, la marcha de cuya economía se ha convertido en buena parte en “el” problema global, aunque sus autoridades se nieguen tajantemente e reconocerlo, tiene una deuda pública y privada que supera el 300% del PIB, y mucho capital está saliendo del país. Sus ingentes reservas están mermando ante su uso para defender su divisa y en un exceso de adquisiciones en el extranjero, aunque aún le queda para años. Sin embargo, para algunos, como Ha-Joon Chang, profesor de Economía en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), China no es la única culpable. Las economías desarrolladas no han sabido asumir bien las lecciones de 2008 y de la Gran Recesión, para añadir: “la verdad es que no ha habido recuperación”.

La caída en el precio del petróleo, que ahora empieza a pasar de ser una ventaja a convertirse en un problema, no se debe sólo a la ralentización china. También al cambio de situación energética en EEUU, más gasificado y convertido en exportador. Aunque ha pasado muy desapercibida, la llegada a Europa (concretamente a Trieste) de un petrolero con crudo estadounidense en enero marcó la primera vez en 40 años que EEUU exportaba petróleo comercializado.

Aunque los gobiernos y los bancos centrales se han ido quedando sin instrumentos (los Bancos de Japón y de Suecia incluso han impuesto tipos negativos), el G-20 debería ser la instancia para una nueva coordinación de políticas económicas. Y, sin embargo, bajo presidencia china en estos meses, el G-20 poco hace, cuando es casi más necesario que nunca.