Primavera en América Latina

(Nicolas Raymond / Flickr)
El fenómeno de las “Primaveras Árabes” ha contagiado al mundo desde 2011 y se esperaba su arribo a Latinoamérica. En Venezuela parece no haberse tardado demasiado.
Las manifestaciones – conocidas como “La Salida” o el “12F” – acusan al gobierno de Nicolás Maduro del quebrantamiento de las libertades, ilegitimidad del triunfo electoral, aumento de la inseguridad e irregularidades económicas. Si bien Venezuela lleva años de movilizaciones opositoras, el alto grado de descentralización, mediatización y violencia actuales indicarían que se trata de un proceso extraordinario, con características similares a las vividas en el Medio Oriente. ¿Qué lecciones pueden extraerse, pues, de dichas experiencias?
¿Qué tienen para aprender de las “Primaveras Árabes” las partes involucradas en las actuales protestas en Venezuela?
Ante todo, es crucial entender las reglas del juego. En estas Batallas por la Legitimidad, diversas estrategias son utilizadas para convencer a las audiencias nacionales e internacionales de movilizarse en pos de la causa; especialmente, enmarcar la situación de modo de que resuene en el público a su favor. Mientras el gobierno define a los manifestantes como “fascistas de derecha” que pretenden “dar un golpe de Estado” al gobierno “elegido por el pueblo”, los líderes opositores acusan al régimen de ser “democráticamente ilegítimo”, “suspender garantías” y utilizar “grupos de choque”.
Por supuesto, sólo con legitimidad no basta. Múltiples factores contribuyen a que estas dinámicas finalmente conduzcan a un resultado político dado, sea revolución (Libia), cambio de gobierno (Egipto, Yemen, Túnez), status quo (Baréin, Siria) o reformas (el resto). A la luz de estos casos, y salvando las diferencias en los niveles de autoritarismo, la suerte de la batalla venezolana estará condicionada por:
a) Difusión de los medios de comunicación – aun si el centro de la acción se desarrolla en las calles, su difusión determinará la reacción del público. Maduro se ha encargado de suprimir medios masivos (NTN24), acusar otros de manipulación mediática (AFP, CNN) y limitar medios interactivos (Twitter). El desafío de la oposición radica en renovar constantemente las tácticas de convocatoria y difusión de imágenes.
b) Dominio del espacio público – todo show requiere de un escenario. El régimen venezolano mantiene el control de plazas y centros económicos, pero esto puede cambiar. Las protestas, principalmente en zonas de apoyo opositor (Caracas, Mérida, Táchira, Carabobo) necesitan alcanzar pueblos petroleros y barrios populares de Caracas (Petare, 23 de enero); también victorias simbólicas – una “Plaza Tahrir” como el Palacio de Miraflores o la Plaza Bolívar.
c) El apoyo de las fuerzas armadas – la negativa del ejército a reprimir a la población (Túnez, Egipto) o su desintegración (Libia, Siria) resulta clave. En Venezuela, los responsables de la represión son fuerzas de alta fidelidad tanto policiales (PNB, Sebin), semi-militares (GNB) o para-policiales (“colectivos”). Pero es posible que la violencia obligue a un involucramiento militar mayor y destape disidencias internas; de allí el llamado de Maduro a la “unidad cívico-militar”.
d) La atención mundial – el éxito de la oposición depende de la presión que pueda ejercer el público extranjero sobre sus líderes y, estos, sobre Venezuela. El escenario global muestra escasa atención no sólo de medios tradicionales sino también de ONG y think tanks, concentrados en Ucrania, Tailandia y Siria. El impacto de las campañas en los medios interactivos va en aumento.
e) El apoyo regional – el rol de la Liga Árabe apoyando a los rebeldes en Libia y al régimen en Baréin fue clave para ambos. El gobierno venezolano ha recibido mensajes de solidaridad de ALBA, UNASUR y MERCOSUR, así como tibios mensajes de “preocupación” y “llamados al diálogo” de OEA y CELAC. Los manifestantes deben “hablarle” directamente a “los pueblos” para conseguir apoyo de instituciones latinoamericanas, no sólo de “liderazgo yanqui”.
f) La unidad del gobierno y la oposición – ante la inexistencia de elementos étnicos o religiosos que cohesionen y radicalicen, el régimen venezolano explota la división “izquierda-derecha”. El desafío de la oposición estará en presentar unidad “nacional” (las diferencias entre el ex-candidato y gobernador de Miranda, Henrique Capriles, y los líderes de las manifestaciones, Leopoldo López y María Corina Machado, no aportan). Si las protestas continuasen, el apoyo de otros gobernadores y gremios será crucial, así como del chavismo en “dejar caer” a Maduro para salvarse a sí mismo (Túnez, Egipto).
g) La determinación en la acción – las “primaveras” han demostrado que la represión de las protestas puede sofocarlas (Argelia, Baréiin) o catalizarlas (Egipto, Libia, Siria). Hasta ahora los manifestantes han persistido a pesar del creciente número de muertos y detenidos; pero la población aún tiene miedo y la más dependiente del gobierno necesita un discurso suficientemente esperanzador como para arriesgarlo todo. Si llegase el punto, será evaluada la disposición al riesgo del propio Maduro.
En conclusión, el análisis de la batalla por la legitimidad en Venezuela indica que la tarea de los manifestantes es complicada y los escenarios en su favor poco probables. Sin embargo, también lo eran los pronósticos de los expertos en Medio Oriente. Maravilla de la historia: la lucha por las libertades ocasionalmente se sobrepone al más frío de los análisis.
Muchas gracias y enhorabuena con el análisis. Pienso que en Venezuela falta un elemento clave que sí existió en la llamada “primavera árabe”. Grupos de oposición radicales (en el caso árabe, yihaddistas o de diversas facciones del islamismo radical). Esos elementos son los que han contaminado el proceso e impedido la transición pacífica y hacen que el término “primavera” deje de tener sentido. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Muchas gracias Maria por el comentario. Comparto 100% el planteo – la existencia de factores fundamentalistas de carácter étnico o religioso en Venezuela definitivamente hubiese cambiado las características del conflicto allí (como planteé en el punto f del artículo). Si ello es favorable o desfavorable para los diversos actores es ya otra discusión, bastante mas compleja.
En cuanto a las “Primaveras” en el Medio Oriente, claro está que los factores radicales deslegitimizan la causa de los manifestantes y alejan la posibilidad de una intervención internacional en su favor (el caso sirio es su maxima expresión). Pero cuidado: la aparición y consolidación de factores radicales no elimina ni el concepto “Primavera” (en tanto fenómeno político regional y global de tipo efecto dominó), ni los factores sociales, económicos y políticos que aún se esconden por detras de ellas. Con gusto seguimos el diálogo.
Esperé por días un articulo sobre la situación en Venezuela. Tengo la impresión que el enfoque de “primavera” no es correcto. La situación venezolana se inicia con los golpes de estado contra un presidente constitucional. Sus fracasos dieron paso a que fueran por la vía electoral y logran el poder. Rápidamente, después de la Constituyente, se perfila con claridad la orientación del régimen, tanto en lo interno como en su política exterior. Transcurridos quince años, el país se mantiene polarizado, casi en 50/50 % entre afectos y opositores. El entramado montado por “la revolución” en lo político, jurídico, militar, económico, electoral, impiden una representación y elección de poderes de una manera equilibrada y legal. Así las cosas, en estos años, la confrontación entre esas partes ha sido de mayor o menor intensidad, pero siempre presente. Hoy a un año del fallecimiento de HCF, la situación es compleja y de resultados inciertos.
Gracias Oan Willett por el comentario. Entiendo lo que planteas, de hecho lo comparto – la oposición popular en Venezuela no es de ninguna manera nueva. Pero debes tener en cuenta que tampoco lo eran en Túnez, Egipto, Libia, etc, es decir, en los otros lugares donde se aplica el término “Primavera”.
De todos modos, el concepto central que debe manejarse a nivel teórico, en mi opinión, es el de “Batalla por la Legitimidad”. En este artículo apenas lo menciono por razones de espacio y objetivo, pero a nivel académico es en lo que yo profundizo. Con gusto podemos seguir dialogando al respecto si te interesa.
Saludos. Daniel
Estuve leyendo hoy tu ensayo analógico entre la crisis que vive mi país y la “Primavera Árabe”; los matices que presentan ciertamente son asertivos hasta cierto punto, aunque el tema mediático en Venezuela dista de ser un poco lo que se vio durante esas revoluciones. El Gobierno venezolano incrementa la censura televisiva que, por ejemplo ayer 22 de marzo, te puedo asegurar que 70% del país no supo o vio que hubo una gran concentración en Caracas donde hablaron los principales líderes o figuras de la oposición. La penetración de Twitter es escasa y no llega a todo el mundo, por lo que, a ojos de mucho solo ayer hubo una marcha: la de Nicolás Maduro. No obstante, hay medios para conocer las cosas, en esos regímenes era más imposible.
No obstante, en Venezuela hay dentro de todo un gobierno “legítimo”, no es una dictadura como la de esos países, hay libertad de expresión y principalmente, nuestra cultura es democrática, la de esos países no.
Así los cambios y contrastes con la “Primavera Árabe” que el Gobierno parece haber captado con asearía de Cuba.
Estimado Frank,
Gracias por el comentario y un gusto en conversar contigo. Comparto lo que dices al respecto de la incapacidad de la oposición de comunicar y movilizar a toda la población, es claramente un obstáculo que no ha logrado saltear la oposición.
Tambien comparto de que el gobierno tiene una dosis mayor de legitimidad por haber sido elegido democráticamente. De todos modos, la regla básica de la democracia es que el gobierno no puede actuar sin límites contra la población civil, y si lo hace su legitimidad pasa a entrar en duda. De modo que si el gobierno es “legítimo”, como tú dices, o no, es una construcción social que hace el país y el mundo – hoy lo es y manana puede dejar de serlo. Esta no es la primera vez en la historia que vemos estos fenómenos revolucionarios, pero la rapidez con la que se desarrollan las dinámicas políticas es la gran ensenanza de estas “Batallas por la Legitimidad”.
Por último, simplemente ten en cuenta que más que una analogía perfecta pretendí comparar los casos para generar lecciones. De hecho me animé en el artículo a evaluar que las chances de éxito en Venezuela eran escasas. Hoy, a más de un mes de escrito el artículo, me animo a decir que esta ronda claramente la ganó el gobierno, que por un lado tuvo suerte por la desatención internacional (Ucrania, Corea del Norte, Malasia, Irán, etc) y por el otro tomó decisiones inteligentes (si bien no necesariamente justas…).
Con gusto seguimos conversando, saludos cordiales desde Jerusalem,
Daniel
Estimados: Leo con atención, En Venezuela la oposición no llega al gran público, pues el gobierno controla los medios, y, tienes leyes que restringen la libertad de informar. No que la oposición no tenga mensajes. Otro punto es la “legitimidad del régimen” , Maduro fue seleccionado a dedo por Chávez siendo vicepresidente, no electo. Cuando muere Chávez, el Tribunal Supremo de Justicia, decide no aplicar la Constitución que es explícita que ante la ausencia del Presidente asume el presidente de la Asamblea Nacional. Entonces un funcionario “NO electo” se queda encargado de la presidencia, es candidato en el ejercicio del cargo y “gana” las elecciones por un estrecho margen. No podía ser candidato pero privó, aparentemente la decisión de los “Cubanos” de quien Maduro es ficha sindical. Hoy demuestra no estar a la altura de los problemas y el País se le va de las manos. Su salida “represión, encarcelamiento de Alcaldes electos y defenestramiento de una Diputada electa sin fórmula de juicio. Por la vía de los poderes amañados y dóciles ante el “presidente. En que terminará esto? hoy nadie lo sabe.