Cuba: aperturas que saben a poco
La última batería de medidas adoptadas por el régimen castrista en Cuba ilusiona a muchos cubanos que ven cómo sus situaciones económicas personales mejoran ligeramente y cómo se terminan las restricciones a los viajes que duraron más de medio siglo. Aunque dichas medidas, centradas más en lo económico que en lo político, poco o nada amplían las libertades del pueblo cubano, que sigue sometido a un régimen de represión de baja intensidad constante.
Las medidas de corte económico que puso en marcha recientemente Raúl Castro comienzan a hacerse palpables entre la población. Así lo demuestra el auge del cuentapropismo en la isla, que, pese a las trabas imperantes, está permitiendo generar un ingreso extra a aquellos que se atreven a iniciar una actividad económica por cuenta propia. Este tipo de actividad abarca desde el sector de la hostelería (restaurantes o paladares, lo más común) pasando por el comercio minorista hasta el transporte automotor (cooperativas de diferentes niveles y tipos).
Pero a pesar de estas tímidas mejoras en materia económica, los avances en materia de derechos civiles y políticos siguen sin alcanzar la agenda del gobierno comunista. Esta situación afecta básicamente la posibilidad de que se pueda consolidar una alternativa de oposición que pueda participar sin restricciones del juego político. De este modo continúa sin aparecer un referente político que pueda personificar dicha alternativa de cambio en clara oposición al sistema. Realmente pocos de los cubanos residentes en la isla se atreven a alzar la voz contra el sistema o a emprender iniciativas de tinte opositor, siempre por temor a las posibles represalias.
Sin embargo, estas pocas pero significativas medidas antes comentadas, trajeron consigo una cierta tolerancia por parte del régimen a no pocas manifestaciones de disidencia y , aún a pesar de los riesgos todavía existentes, comienzan a surgir proyectos en el seno de la sociedad que se centran en la difusión de ideas que rivalizan con las del partido gobernante y que logran una notable incidencia y alcance social.
Tal es el caso de Antonio Rodiles, que lidera el espacio abierto de reflexión y discusión Estado de SATS en el que se organizan exposiciones, debates y visualizaciones de documentales y que promueve campañas como la denominada “Por otra cuba” cuyo objetivo radica en instar al régimen a la aplicación de los pactos sobre derechos civiles y políticos, y económicos, sociales y culturales de Naciones Unidas. La consecución del proyecto podría suponer el comienzo de una futura y ansiada transición.
Interesante también el papel que puede jugar la Iglesia Católica en el proceso de transción:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2013/DIEEEO16-2013_Geopolitica_Vaticano_JPSomiedo.pdf
Muchas gracias por participar y por el envío del interesante documento, Juan Pablo. Consideras que la iglesia católica puede jugar un papel determinante de cara a la transición política?
Hola Daniel. Si, yo creo que la Iglesia puede jugar un importante papel como actor principal en este damero. El soft power de la institución puede dejarse notar en ámbitos como la educación de las futuras élites del país así como en la cohesión social en el periodo post-castrismo. También es evidente su presencia en las actividades de la disidencia cubana así como en la comunidad de exiliados de Miami. Sería interesante comprobar hasta qué punto puede crear sinergias en uno y otro lado para hacer más factible un periodo de transición. Hay que tener en cuenta que la Iglesia se mueve en dos niveles diferentes: el de la diplomacia vaticana y el de la Iglesia a pie de calle y esto le otorga una tremenda versatilidad así como influencia.
Hola Juan Pablo. Coincido en la gran versatilidad de la iglesia, así como también en tu identificación de los posibles ámbitos dónde ésta puede llegar a influenciar (educación y cohesión social), pero sigue sin convencerme su posible papel como actor de cambio en un hipotético proceso de transición, al menos en un corto o medio plazo. En cambio, a largo plazo, considero que sí puede llegar a ostentar un papel relevante para el cambio, sobre todo si se continúa con las iniciativas que la conectan con la ciudadanía (la reciente “cubaemprende”), o si se sigue insistiendo en que los cambios económicos vayan acompañados de reformas políticas democráticas, como se escuchó pedir recientemente a la Conferencia Episcopal Cubana. También es importante el hecho de que la iglesia es la única que cuenta con una red a lo largo de todo el territorio. En este sentido, piensas que el cambio de papa haya animado a la iglesia a adoptar un papel más relevante en el proceso de reformas?
Hola Daniel:
Sin duda muchas cosas han cambiado desde que Juan Pablo II dijera en una visita a la isla que “Cuba debe abrirse al mundo para que el mundo se abra a Cuba”. En toda la evolución posterior la Iglesia ha estado omnipresente y ha sabido mantener una postura equilibrada (incluso con algunos encontronazos con la disidencia) porque sabe que el futuro de la isla no lo van a escribir ni el grupo de exiliados cubanos en Miami ni el grupo de disidentes dentro de la isla, el futuro le pertenece a todo el pueblo cubano en su conjunto.
Efectivamente creo que el asunto de Cuba, junto con el problema de China y el proceso de paz colombiano figuran como prioritarios en la segunda sección de la Secretaria de Estado del Vaticano. El Papa Francisco es jesuita y esto, de algún modo, le hace muy cercano a la tarea del recién nombrado superior de los jesuitas en la isla: el español Juan Miguel Arregui. Además, el compromiso de transformación social a partir de las raíces del Evangelio está presente, de una u otra forma, en sus intervenciones. No hay que menospreciar, en este sentido, los contactos que, poco a poco, ha ido tejiendo el cardenal Ortega en Washington. Se sabe que ha mantenido reuniones con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, James Jones, y al subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela informándoles de las conversaciones con Raúl Castro y de la posibilidad de la liberación de presos cubanos.
La actuación de la diplomacia vaticana ha logrado la excarcelación de algunos presos cubanos y la devolución a la Iglesia de antiguas propiedades antes de estallar la Revolución y una mayor libertad en torno a la construcción de centros de culto y la enseñanza. Más allá de todo esto, la próxima generación de Cuba, seguramente reconocerá el papel jugado por la Iglesia
Aunque el Gobierno cubano se esfuerce en mantener que las medidas que están tomando buscan profundizar la implementación del socialismo, estamos ante un cambio sustancial en su modelo de Estado. En realidad, estas medidas son incompatibles con el modelo socialista y son un reflejo de un giro, a largo plazo inevitable, hacia el capitalismo. Con una industria inexistente y un Estado sobredimensionado hasta lo absurdo, Cuba sobrevive por las ayudas que recibe de Venezuela, que se cree alcanzan el 20% de su PBI. Raúl Castro sabe que el modelo de Fidel es inviable y, por eso, el discurso oficial es deshonesto. El objetivo no es alcanzar un modelo ‘socialista, próspero y sostenible’ (como se dijo en los discursos en mayo), sino evitar un colapso en un capitalismo oligarca al estilo soviético.
La lentitud de las reformas se debe, por un lado, a que hay todo un sistema de inercia que se niega a perder poder. Por otro, a que significan tiempos (aún más) difíciles para muchos cubanos y es lógico que muchos busquen retrasarlos: Para sobrevivir van a tener que realizarse cambios económicos complejos (para empezar, reducir el tamaño del Estado y unificar las dos monedas que coexisten en la isla) y que probablemente signifiquen un aumento drástico de la inflación y del desempleo. Pero la lentitud tiene límites, porque la estabilidad política depende de la estabilidad económica, y a eso están jugando todas sus cartas (por eso no han habido reformas políticas, como bien señala el autor). Por eso, creo que un momento crucial va a ser en el 2016, cuando es probable que Raúl Castro de un paso al costado. O se acelerarán drásticamente las reformas o se intentará darles marcha atrás. Mucho depende de cuál sea la situación en Venezuela también. Por otro lado, si se decidieran a dar un giro económico importante, les vendría bien la ayuda del FMI y del Banco Mundial. Aquí es fundamental que EEUU cambie su política y revoque la ley que obliga a sus delegados a vetar la entrada de Cuba a estos organismos. Creo que el tiempo ha probado que consigue el efecto inverso al buscado.
Hola Diego, muchas gracias por participar. Coincido en que el giro hacia capitalismo es inevitable para una Cuba económicamente insostenible. Estas medidas parecen más coyunturales, enfocadas a apaciguar los ánimos de la población cubana que ya ni siquiera malvive con los sueldos proporcionados por el Estado. Tampoco parece haber visos de que las reformas resuelvan los problemas de fondo que existen dentro del régimen.
Es probable que como bien dices exista diversidad de opiniones dentro del régimen. Muy probablemente se dividen entre los que abogan por las reformas inevitables y los que se niegan a ceder los privilegios que otorga el mero hecho de formar parte del régimen.
La situación a futuro, como bien señalas, depende de varios factores imprevisibles. Lo único cierto es que a corto y medio plazo muy probablemente comencemos a notar una ingente sucesión de noticias provenientes de Cuba.
Saludos.