¿1.500 con armas químicas o 110.000 con armas convencionales?
¿Cuál de las dos es la “obscenidad moral”, como dice John Kerry? ¿Qué parámetros definen una “obscenidad moral”: la intensidad, las cifras, la intención…..?
Siria es algo más que una cuestión de armas químicas, pero la verdad es que han sido éstas las únicas que, hasta el momento, pueden acercar la posibilidad de infringir un “castigo” a Bashar al-Assad. Por eso no he podido evitar rescatar un Comentario Elcano que se publicó a mediados de mayo de este año.
Bajo el título “Obama, Siria y la delgada línea roja”, se abordaba la retórica de Obama sobre las armas químicas desde agosto de 2012, las preocupaciones por mantener a salvo los arsenales sirios, y la reinterpretación de sus propias palabras adaptadas a las circunstancias de cada momento. Su publicación en mayo coincidía con una nueva escalada de informaciones de los servicios de inteligencia occidentales sobre ataques químicos a pequeña escala en el país. No hubo consecuencias. La ambigüedad para unos o la prudencia para otros lo dejó pasar. Había donde escudarse: ¿eran contundentes las evidencias, se utilizó una cantidad significativa, su uso fue deliberado? Siempre hay un margen para la duda.
Pero las dimensiones del ataque del 21 de agosto parece que han cambiado el juego. Nadie duda de que se ha traspasado esa enigmática “línea roja”, aunque aún no se sabe cuáles serán las consecuencias de tal acción. Algunas de las posibilidades que se barajaban en el análisis mencionado sobre qué hacer ante el uso de las armas químicas pueden seguir siendo válidas: ¿controlar el arsenal químico? ¿ establecer una zona de exclusión aérea?¿ armar de forma adecuada a los miembros de la oposición?¿ debilitar las fuerza siria?¿ existen aún posibilidades diplomáticas?
Mientras esperamos el debate en el Congreso norteamericano, no viene mal echar un poco la vista atrás.
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Acerca del autor

Carlota García Encina
Investigadora principal de Estados Unidos y Relaciones Transatlánticas del Real Instituto Elcano, y profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. @EncinaCharlie
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Es evidente que la base ética y moral de la intervención militar norteamericana y/o aliada descansa sobre la norma de la Responsabilidad de Proteger (R2P) de la comunidad internacional. Efectivamente los más de 100.000 muertos del conflicto se antojan suficientes para considerar que el pueblo sirio está siendo objeto de crímenes de lesa humanidad de acuerdo con lo expresado en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. El problema es que la doctrina ONU sobre el asunto (véase informe de SGNU al respecto de 25JUL2012) deja demasiadas lagunas interpretativas cuando el Estado receptor de la R2P no esta de acuerdo con el denominado tercer pilar (tercera opción diría yo) denominado Respuesta oportuna y decisiva entendida como tal que, “los Estados Miembros acordaron adoptar medidas colectivas, de manera oportuna y decisiva, por medio del Consejo de Seguridad, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, incluido su Capítulo VII, en cada caso concreto y en colaboración con las organizaciones regionales pertinentes cuando proceda, si los medios pacíficos resultan inadecuados y es evidente que las autoridades nacionales no protegen a su población del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad”. Hubo acuerdo del CSNU para Libia (cuando sólo se contabilizaban la cuarta parte de las bajas de Siria) pero parece que en el caso que nos ocupa no lo va a ver. Quizás Gareth Evans y compañía no fueron conscientes ni previsores ante esta situación de bloqueo al elaborar su prometedor Informe ICISS en 2001. ¿Qué hacemos ahora? Pronto lo sabremos y en función de los resultados (daños colaterales, victimas civiles,…) la acción militar del Nobel de la Paz será considerada adecuada, proporcionada y en definitiva bendecida por la, a día de hoy, titubeante comunidad internacional que no ha sabido/podido resolver la crisis sin el empleo de la maquinaria militar con la aplicación de los dos pilares anteriores de la R2P (ver informe del SGNU de 12ENE2009 sobre Hacer efectiva la Responsabilidad de Proteger).